La empresa Carburos Metálicos ha decidido instalar en Barcelona una nueva hidrogenera,
que servirá de punto de carga tanto a vehículos de hidrógeno como
eléctricos, y que tiene como objetivo llevar a la ciudad catalana a un
nuevo nivel de compromiso medioambiental, desarrollando una tecnología
que, por desgracia, en España no está tan extendida como debiera.
Así las cosas, desde la compañía comentaban: “En Carburos Metálicos hemos demostrado, a través de numerosos proyectos en Estados Unidos y Europa
que la sostenibilidad puede lograrse contribuyendo a los objetivos
generales de productividad y eficiencia”. Y es que en España no es el
único frente que tienen abierto, ya que ahora mismo están trabajando en
varias hidrogeneras más, que podrían estar operativas muy pronto en
diversos puntos de nuestra geografía, así como en otros más allá de
nuestras fronteras, en emplazamientos clave para el hidrógeno, como
Alemania o Estados Unidos, donde también han instalado con éxito sus
hidrogeneras. El conglomerado al que pertenecen, Air Products, es además
líder del sector, con más de 130 estaciones de servicio para vehículos de hidrógeno, y alrededor de 400.000 repostados a escala mundial cada año.
Probablemente, pues, Carburos Metálicos siga haciendo progresos y estudios de campo en España, para buscar lugares clave donde el negocio podría ser rentable;
ahora sólo falta que los vehículos de hidrógeno sean una apuesta más
sólida para la sociedad, y ya tendremos todo listo para que nuestro
parque automovilístico sea mucho más eficiente.
Trabajar con pilas de hidrógeno nunca ha sido tarea fácil
y, aunque se trata de uno de los puntos más importantes en los que es
necesario trabajar para conseguir que los coches de este tipo sean una
realidad, de momento todavía nos encontramos en una etapa temprana, en
la que la comunidad científica está volcada en descubrir más sobre las
posibilidades del hidrógeno como fuente de energía.
En todo caso, la actualidad llega hoy desde la Universidad alemana de Rostock, desde la que han producido una nueva y revolucionaria pila de hidrógeno
que se combina con ácido fórmico y que, en palabras de sus creadores,
“funciona de forma similar a una pila normal, pero en lugar de
electrodos almacena hidrógeno”. Una de sus grandes ventajas sería que,
al trabajar con ácido fórmico, la temperatura en la que se producen las
reacciones dentro de la pila son mucho más cercanas a la del ambiente,
por lo que su utilización en automóviles u otros tipos de vehículos
(ellos ya las han probado en botes) parece la más interesante de todas las opciones.
Otro de los aspectos interesantes es la facilidad con la que el ácido
fórmico es almacenado, que supone otra gran mejora con respecto a las
pilas convencionales.
Así, esta nueva línea de pilas de hidrógeno y ácido fórmico podrían no sólo aumentar la autonomía del sistema, sino que además lo harían más seguro y barato, elementos muy importantes a la hora de integrar el hidrógeno en el mundo del automóvil.
Todos hemos escuchado hablar alguna vez de los coches eléctricos como si fuesen una fantástica solución para los problemas que el medio ambiente tiene en nuestros días
pero, ¿son realmente una alternativa viable, especialmente desde el
punto de vista económico? La realidad es que, según se publica en
diferentes medios de prensa especializada, los coches eléctricos no son
mucho más rentables que la opción de seguir utilizando un vehículo con
combustibles tradicionales, algo sorprendente pero, al mismo tiempo,
verdadero.
¿Cómo es tal cosa posible? Es evidente que los coches eléctricos sí son mucho más eficientes que los que hoy por hoy vemos por la calle,
pero atendiendo a todo el ciclo de vida de dichos automóviles
(producción, uso y posterior desmantelamiento), lo cierto es que salen
bastante caros, si no al usuario, sí al conjunto de la sociedad de un
país que, al igual que con la basura mal clasificada, debe hacerse cargo
de estos monstruos tecnológicos. Mientras tanto, los coches de hidrógeno vuelven a mostrarse como la opción no sólo más eficiente, sino también como la más rentable, ya que es posible amortizar su ciclo de vida completo sin que el automóvil llegue siquiera a su fase final de vida.
Con tal panorama, es extraño que las
naciones como España, de desarrollo intermedio, parezcan estar siendo
“convencidas” por su Gobierno para comprar este tipo de coches, cuando a
nadie se le escapa que en los países nórdicos, donde la economía funciona mejor, se está apostando mucho por un modelo basado en hidrógeno, más eficiente y, sobre todo, más barato.
Con frecuencia vemos en los medios especializados que otros países, muy comprometidos con el desarrollo de un parque automovilístico respetuoso con el medio ambiente,
trabajan al máximo nivel para conseguir que los vehículos ecológicos
sean no sólo una alternativa viable, sino que además los usuarios
sientan de verdad interés en adquirir un modelo ecológico con el fin de
ahorrar algo de dinero a largo plazo o, simplemente, por el hecho de
cuidar su entorno.
Sin embargo, cuanto más avanzamos en
esta crisis y más se recorta, no veo que en estos momentos España esté
haciendo un esfuerzo real por comprometerse al mismo nivel que lo había
venido haciendo tradicionalmente, en tanto que el país parece completamente atascado en los coches eléctricos
y, aunque las ventas están ahí, quizá sería bueno intentar tender
puentes hacia otras alternativas. Porque si bien es cierto que hay que
felicitarse por los resultados de las matriculaciones en el último
semestre, la verdad es que si miramos hacia la Unión Europea, veremos
que por ejemplo en materia de hidrógeno estamos realmente parados, y
somos un país que, a pesar de tener mentes científicas brillantes investigando en el tema, no produce grandes alternativas.
Es fundamental que el Ministerio de Industria se ponga manos a la obra, y que aunque no sea la red principal, el hidrógeno empiece a verse más a menudo,
porque de otro modo lo tendremos realmente difícil para equipararnos a
las naciones punteras en el tema en un futuro no tan lejano como a
priori podría parecer.
Algo
debe estar cambiando en la mentalidad de los españoles, o en las
políticas de ventas de las compañías que comercializan vehículos
ecológicos, ya que a lo largo del primer semestre de este año, tras
hacerse el balance final, se ha registrado un aumento de nada más y nada menos que un 92% en las ventas a escala nacional,
una cifra inaudita y que demuestra que existe una voluntad en nuestra
sociedad por conducir coches más eficientes, que respeten el medio
ambiente, pero también nuestro bolsillo.
Concretando por mercados, el que más crece es el de los coches eléctricos, que gozan de una gran aceptación en España,
mientras que el sector de los automóviles híbridos, que emplean también
la tecnología del hidrógeno de diversas formas, ve descender un poco
las ventas, aunque sigue superando con creces las de cualquier otro tipo
de coche ecológico; además, hay que considerar que durante el último
mes la tendencia del frente de los coches híbridos era al alza, ya que las ventas del mes de julio han vuelto a ser más que positivas.
Parece que al fin el buen momento ha llegado para los coches ecológicos
en España, lo que sin duda será un auténtico bálsamo para los
concesionarios.
Con todo, todavía tenemos que buscar
crecer un poco más como sociedad, y conseguir que la excepción se
convierta en lo normal, y que las ventas de los coches “verdes” sigan aumentando hasta comenzar a ser algo habitual en nuestras carreteras,
ya que de esa forma ahorraremos mucho dinero y, sobre todo,
protegeremos al medio ambiente, cosa que se olvida a menudo con el tema
de la crisis.
Por: Motor de Hidrógeno