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Autor: Kanijo
Artículo publicado por David L. Chandler el 2 de julio de 2012 en MIT News Office
Láminas de grafeno con poros controlados con gran precisión tienen el
potencial de purificar el agua de manera más eficiente que los métodos
actuales.
La disponibilidad de agua potable es cada vez más escasa en muchas
partes del mundo, un problema que se espera que aumente conforme aumente
la población. Una fuente prometedora de agua potable es el virtualmente
ilimitado suministro de agua de mar del mundo, pero hasta el momento
las tecnologías de desalinización son demasiado caras para un uso
masivo.
Ahora, investigadores del MIT han logrado un nuevo enfoque usando un
tipo distinto de material de filtrado: láminas de grafeno, una forma de
carbono de un átomo de grosor que dicen que puede ser más eficiente y
posiblemente mucho más barato que los sistemas de desalinización
actuales.
“No hay mucha gente trabajando en desalinización desde el punto de
vista de los materiales”, dice Jeffrey Grossman, Profesor Asociado Carl
Richard Soderberg de Ingeniería de Energía en el Departamento de
Ciencias de los Materiales e Ingeniería del MIT, autor sénior del artículo que describe el nuevo proceso en la revista Nano Letters.
Grossman y el estudiante graduado David Cohen-Tanugi, autor principal
del artículo, se propusieron “controlar las propiedades del material
hasta el nivel atómico”, produciendo una lámina de grafeno perforada con
agujeros de tamaño preciso. También añadieron otros elementos al
material provocando que los bordes de estas minúsculas aperturas
interactuasen químicamente con las moléculas de agua — repeliéndolas o
atrayéndolas.
“Quedamos muy gratamente sorprendidos” por lo bien que funcionaba el
grafeno en comparación con los sistemas actuales en las simulaciones por
ordenador”, dice Grossman.
Un método común de desalinización, conocido como ósmosis inversa, usa
membranas para filtrar la sal del agua. Pero estos sistemas requieren
de presiones extremadamente altas – y por tanto del uso de energía –
para obligar al agua a pasar a través de las gruesas membranas, que son
unas mil veces más gruesas que el grafeno. El nuevo sistema de grafeno
funciona a una presión mucho menor, y por tanto podría purificar el agua
a un coste mucho más bajo, dicen los investigadores.
Aunque la ósmosis inversa se ha usado desde hace décadas, “los
mecanismos fundamentales de separación de la sal del agua aún no se
comprenden del todo, son muy complejos”, apunta Cohen-Tanugi, añadiendo
que es muy difícil realizar experimentos en la escala de moléculas
individuales e iones. Pero los nuevos sistemas basados en el grafeno,
dice, funcionan “cientos de veces más rápido que las técnicas actuales,
con la misma presión” – o, alternativamente, el sistema puede funcionar a
una tasa similar, pero con una presión menor.
La clave del nuevo proceso es el preciso control del tamaño de los
agujeros en la lámina de grafeno. “Hay un punto dulce, pero es muy
pequeño”, dice Grossman — entre los poros demasiado grandes por donde
puede pasar la sal y los demasiado pequeños donde quedarían bloqueadas
las moléculas de agua. El tamaño ideal es de aproximadamente un
nanómetro, o una milmillonésima de metro, dice. Si los agujeros fuesen
un poco menores – 0,7 nanómetros — el agua dejaría de fluir.
Otros grupos de investigación han estado trabajando en la creación de
poros en el grafeno, dice Cohen-Tanugi, pero a tamaños muy distintos y
para otros propósitos diferentes — por ejemplo, hacer unos agujeros
mucho mayores para filtrar grandes moléculas como ADN, o para separar
distintos tipos de gases. Los métodos usados para estos procesos no eran
lo bastante precisos para crear los minúsculos agujeros necesarios para
la desalinización, dice, pero técnicas más avanzadas — como el
bombardeo con iones de helio para crear agujeros precisos en el grafeno,
el grabado químico y los sistemas de auto-ensamblaje – podrían ser
adecuadas.
Por ahora, Grossman y Cohen-Tanugi han estado realizando simulaciones
por ordenador del proceso para determinar sus características óptimas.
“Empezaremos a trabajar con prototipos este verano”, dice Grossman.
Dado que el grafeno es tema de investigación en aplicaciones muy
distintas, ha habido una gran cantidad de trabajo sobre cómo encontrar
formas de fabricarlo más barato en grandes cantidades. Y en el caso de
la desalinización, dado que el grafeno es un material tan fuerte — kilo
por kilo, es el material más fuerte conocido — las membranas deberían
ser más perdurables que las usadas actualmente en la ósmosis inversa,
dice Grossman.
Además, el material necesario para la desalinización no tiene que ser
tan puro como en el caso de los usos electrónicos u ópticos, matiza:
“No importa si tiene algunos defectos, siempre que no abran grietas”, de
forma que la sal pase a través del mismo.
Joshua Schrier, profesor asistente de química en Haverford College,
dice: “Las simulaciones previas habían estudiado el flujo del agua a
través de agujeros muy pequeños en el grafeno, y el diseño de poros que
permiten selectivamente el paso de iones, pero – a pesar de la
relevancia social e ingenieril de la desalinización – nadie había
pensado examinar la intersección de estos dos campos”. El trabajo del
equipo del MIT podría abrir un enfoque completamente nuevo a la
desalinización, comenta.
Schrier añade: “Fabricar las estructuras tan precisas de los poros
que hemos encontrado en este artículo será difícil de hacer a gran
escala con los métodos actuales”. Sin embargo, dice, “las predicciones
son tan apasionantes que deberían motivar a los ingenieros químicos a
realizar análisis económicos más detallados de… la desalinización del
agua con este tipo de materiales”.
El trabajo estuvo patrocinado por la Iniciativa de Energía del MITy
la Beca John S. Hennessy, y usó los recursos computacionales del Centro
Nacional de Computación Científica para Investigación en Energía
(NERSC).
Un nuevo enfoque sobre la desalinización del agua. Por: Revista de ciencia. Blog archive.
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